El reino, retrato de la hiperpolitización pentecostal.


Emilio es un pastor evangélico, quien de forma circunstancial llega a ser candidato a la presidencia de Argentina, Emilio encarna el papel actual del sector evangélico en la pugna por el poder político, Emilio es presentado por El reino, serie que se encuentra disponible en netflix.


El hecho de que los evangélicos intenten disputar el control del poder político no es algo nuevo, sin embargo, son tiempos en que presenciamos una oleada en que este sector emanado de un culto religioso se fortalece, organiza y contiende seriamente en términos políticos a lo largo de diversas latitudes, fenómeno presente en América latina.

Esto último es, a mí parecer, el elemento discursivo más rescatable de esta producción, donde las creencias religiosas, política y economía se articulan para darle forma a uno de los fenómenos sociales actualmente en auge como es el protagonismo de los grupos evangélicos en el panorama político de nuestros días como uno de los grupos que aspiran a encabezar las pugnas por el poder desde la derecha.


A partir de lo anterior resulta interesante discutir qué tanto puede servir esta producción como un instrumento para estudiar la realidad.


Dogmas por encima de la razón lógica.

El primer aspecto a destacar es el predominio en el retrato que se hace de los grupos evangélicos representados en la serie es que son mostrados en su accionar mayormente a partir y a través de dogmas por encima de una lógica grupal o acciones racionales orientadas a la consecución de los fines de un grupo o comunidad, en este caso, de los evangélicos. Es decir, se muestra una representación donde este sector actúa mediante el predominio de axiomas y no de lo que Max Weber describió como ética religiosa, analogía que me parece conveniente emplear dadas las relaciones de los evangélicos con distintos actores financieros y políticos de la Argentina en este caso, y de otras partes del mundo, el reino también nos trata de decir que la economía política vive y hay grupos religiosos que pugnan por su gestión. Estos nexos que menciono anteriormente no fueron bien logrados en términos discursivos, me parece que justamente por la ausencia de mostrar a los evangélicos como actores que se desenvuelven mediante acciones orientadas a conseguir fines específicos en términos racionales y no únicamente mediante axiomas, o acciones condicionadas por las tradiciones e incluso lo que se suele conocer como acciones irracionales. No obstante a tales ausencias, los pocos momentos donde se hace manifiesta de forma explícita esa carga ideológica es llevada a cabo de manera sublime.


Existen esbozos, algunos visos de una demostración ideológica de estos grupos tanto en lo moral como en lo económico, ejemplos de lo primero son la defensa de posturas antiabortistas y del matrimonio heteronormado, y en lo que respecta al plano económico son continuas las manifestaciones sobre la defensa de la propiedad privada, el vínculo con  actores de la élite financiera y la intervención extranjera en la política local, los protagonistas aparecen como algo que para nadie es sorpresa que es el reflorecimiento de la ultraderecha, sin disfraces.

También, en la serie se presta mucha atención, a situaciones donde miembros de esta comunidad religiosa cometen actos de pedofilia o asesinatos, cuestión que para nada es menor pero en la serie resta foco al intento de visibilizar que detrás de estos grupos existen intenciones con una orientación hacia concepciones políticas concretas. Pareciera que con el fin de atraer a una mayor audiencia se optó por mostrar este tipo de problemáticas, aunque tampoco se ahondó en ellas.


El vínculo entre religión y política no es exclusivo de los evangélicos ni es una excepción, pero sí tiene formas específicas y este es su momento. De hecho, me animaría a decir que todo grupo religioso contiene una serie de simpatías y participación de la vida política y económica, cuando menos entre los líderes de cada uno de estos, permeando en sus bases sociales de manera explícita o implícita. Para nadie es un secreto el papel que ha desempeñado la élite católica a lo largo de la historia, el judaísmo o el Islam en otras latitudes, por citar algunos de los ejemplos más representativos de la importancia religiosa en la conducción política y económica.


Podríamos decir que si bien esta producción no profundizó en interpretaciones sobre el accionar político de los evangélicos a partir de la composición ideológica que distingue a este grupo religioso, tampoco se puede menospreciar el que se haya puesto en la palestra la proliferación de miembros de este sector como agentes y actores políticos. El reino no es meramente un instrumento para estudiar la realidad política latinoamericana pero no es poca cosa que de alguna forma mediante estas creaciones se ponga en la discusión la existencia de estos fenómenos del panorama político actual.

El reino trata de decirnos algo sin hacerlo de manera explícita, o mediante formas que se ajusten a las reglas de las plataformas mediáticas, poniendo en la pantalla un retrato donde el sector en cuestión enarbola algunas de las demandas con las cuales la derecha pretende emitir un mensaje claro sobre sus disputas en el contexto actual, teniendo a la propiedad privada, el libre mercado, las élites y la familia como banderas. El reino refleja a través de la pantalla lo que algunos sociólogos de la religión han denominado como la hiperpolitización pentecostal. 


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