El paralelismo entre la lógica financiera y la violencia en Ozark.

Hace unas cuantas semanas terminé la tercera temporada de Ozark, disponible en Netflix, por lo cual se me ocurrió escribir algunos apuntes que observaba conforme transcurrían los capítulos de esta tercer temporada, tratando de conectarlos con las dos anteriores.


También, quiero señalar, que el texto no versa acerca de la secuencia narrativa de Ozark, sino sobre algunos aspectos sociales específicos, que comentaré en seguida, adelanto, tratan sobre la articulación de las subjetividades dentro de un marco capitalista, la lógica reproductiva del capital, la violencia y el narcotráfico.


Y si bien, Ozark no se trata de una producción que se pueda catalogar dentro de la categoría social, lo cierto es que se pueden rescatar de ella, como con casi toda producción audiovisual,  una serie de problemáticas altamente vigentes en la propia realidad social.


Precisamente, es este aparente distanciamiento de la realidad, por lo que Ozark me parece una muy buena oportunidad para desentrañar el fenómeno de la violencia como una problemática social, donde muchas de las personas involucradas en actividades violentas, lejos de ser cuerpos en donde anida el mal, o ser portadores de patologías psicológicas, terminan en escenarios de una violencia constante y cotidiana, influidos en gran parte por circunstancias que tienen explicación desde lo social, es decir, desde cómo tales circunstancias, como el contexto histórico, la estructura económica, entre otras,  complementadas con algunas características y valores  hegemónicos, condicionan al sujeto hacia cierto tipo de comportamientos, en este caso hacia la violencia.

Marty Byrde, insufrible y voluntarioso, es un asesor financiero radicado en la ciudad de Chicago, misma ciudad que tendrá que dejar para mudarse a Ozark, una población habitada en su mayoría por personas que se instalan temporalmente en temporada de descanso. En Ozark, Marty tiene que emplear todas sus habilidades como técnico financiero para realizar operaciones de lavado de dinero propiedad de un narcotraficante mexicano.


Marty encarna dos elementos que me gustaría destacar, una forma de proceder, en la que a través de él se representa la lógica del capital, hablamos de la reproducción constante del capital mediante incrementos continuos, de elevar pues los niveles de ganancias y un desarrollo perentorio de la ampliación de la riqueza. Y por otra parte, al tratarse de actividades que se encuentran fuera de un marco legal, cualquier cosa que represente un obstáculo o amenaza de capitalizar la ganancia, se tiene que resolver mediante la ley del más fuerte, cuestión en la que más que ejecutor, Marty suele aparece como síntesis, donde confluyen avidez de ganancia y la violencia como método.


En ese sentido, me parece que la representación de Marty es magnífica, en esa intención de resaltar la influencia de los factores sociales antes mencionados como detonantes de soluciones violentas, allá donde no existen instrumentos jurídicos. El protagonista aparece como una persona aparentemente con condiciones mentales sanas, virtuoso en el manejo de una disciplina, y pese a ello, su subjetividad (orientada primordialmente hacia la consecución de la ganancia, individual y laboral), y los fines ideológicos con los que este comulga, le orientaron a actuar a través de vías violentas e ilegales, como vías para la consecución de sus objetivos.


Lógica financiera y cuestiones ilícitas

Llevar al límite el ejemplo de Ozark, como un producto que de inicio no lo parece, termina siendo un espacio donde no son pocos los episodios donde se muestran imágenes violentas, lo cual, a mí parecer, resulta funcional para visibilizar cómo el capital, incluso dentro de los límites legales, se desenvuelve mediante un comportamiento similar, ya no solamente en cuanto a la cuestión de la lógica de reproducción de la ganancia, sino, en su antítesis, cómo, para un sector mayoritario de la población y del ecosistema, significa vivir cotidianamente dentro de condiciones de una violencia apabullante, precarias, casi catastróficas para una proporción demográfica no menor, trátese de que se ponga en peligro la vida, que esta se desarrolle en condiciones de alta vulnerabilidad o se ponga en riesgo la supervivencia de las culturas, un atentado constante hacia la vida. Pero también está el caso de la ruptura metabólica, para el caso de los perjuicios al medio ambiente, cuando se deja que el capital, se desenvuelva sin regulación o control alguno. Esto, seguro estoy no fue una de las intenciones de la producción, pero funciona, en términos simbólicos, para describir la serie de daños implícitos y explícitos, que forzosamente ocurren en sistemas sociales donde el objetivo primordial es la utilidad, independientemente de si esta se derive por dentro o por fuera de la ley.


Ejemplos de situaciones como las mencionadas en el anterior párrafo son recurrentes a lo largo de la serie, sobre todo a partir de que esta se traslada al poblado de Ozark, como referencias inmediatas podemos tomar la serie de asesinatos  que ocurren, propias de un trabajo donde se aborda la cuestión del narcotráfico, así mismo, son constantes las escenas de quema de sembradíos, ya sea para fines especulativos o de preparación para llevar a cabo la construcción de desarrollos inmobiliarios y comerciales, por citar algunos ejemplos puntuales del paralelismo entre el narcotráfico y el capital dentro de esta producción audiovisual.


Otro orden de situaciones típicas de un contexto en el que el sector financiero se ha posicionado como brazo mayúsculo para el capital, suceden, por ejemplo, dentro de la coyuntura entre Marty, como representante de la oligarquía financiera contra los caciques locales, sin embargo, toda esta coyuntura quedaría incompleta si le restamos el factor expansionista, el cual puede ser un tanto menos cruel, por decirlo de alguna forma, si los grupos que se disputan quienes pretenden posicionarse como dominantes, terminan negociando, más allá de los pasajes ríspidos.

Capital y violencia como dos caras de una moneda inescindible.


En fin, son diversas las circunstancias y situaciones en las que, sin el sello de lo explícito, los productos audiovisuales rinden tributo mediante la representación, a la realidad de donde se sustraen.


Comentarios

Entradas populares