La camarista
La camarista proyecta la cotidianidad de Eve, una madre soltera que se desenvuelve como camarista en un hotel de la Ciudad de México, a manera de prólogo estas circunstancias ya nos hacen intuir un poco de hacia dónde nos lleva la ópera prima de la debutante realizadora Lila Avilés.
Como menciono, la cinta se encuentra enfocada en el día a día de Eve, una mujer con una edad que debe rondar los 30 años, de clase trabajadora, madre soltera y mestiza. Si bien, toda la película gira en torno a la cotidianidad de la protagonista, las cualidades antes mencionadas de la propia Eve juegan un papel simbólico de la situación que enfrenta un importante sector de las mujeres mexicanas.
De esta manera podríamos establecer como característica de esta cinta el intento por establecer cierta empatía desde el espectador hacia Eve, pero sobre todo con aquellas y también con aquellos que dentro de la vida real enfrentan la propia existencia en circunstancias similares, en el caso específico de Eve se trata de la acumulación de una serie de circunstancias que ubican a las personas en un grado creciente de vulnerabilidad en la búsqueda de subsistir.
Por otro lado, la película nos muestra de manera insistente planos en los que se pretende, creo yo, visibilizar un rasgo característico de la vida laboral en las metrópolis y lo que esto conlleva, concretamente lo caótico que se ha vuelto y cada vez se agudiza más la vida en las grandes urbes y cómo tal condición mezclada con las circunstancias personales de Eve y quien se identifique con una existencia similar conlleva a una serie de consecuencias que surten efecto en las relaciones afectivas de estas personas. Este elemento de visibilizar la vida urbana me invita a recomendar un documental dirigido por Luciana Kaplan que se estrenó en el 2017 denominado “rush hour” el cual catalogo como prima hermana de esta cinta, imperdible para quienes padecemos y también para quienes quieren conocer un tanto acerca de la rutina diaria de la vida en las grandes ciudades. (acá dejo el tráiler del documental)
https://www.youtube.com/watch?v=v4s4VHuYonM&t=4s
Volviendo a la vida de Eve, otro fenómeno social que me llamó la atención en esta película es el de la enajenación, mencionaba antes acerca de las circunstancias que enfrenta la protagonista y cómo estas trastocan las expectativas respecto a cómo nos gustaría relacionarnos socialmente de manera ideal, por lo menos digna. Tal dificultad se conjuga paradójicamente con una serie de prácticas y acciones en las cuales Eve tiene que cumplir con personas que de inicio son ajenas a ella afectivamente y a las que tiene que dedicarle tiempo y labores de las que se priva por su condición para con sus seres queridos. En esta parte también se vuelve imposible sentir alguna especie de empatía e identificación de parte de quienes enfrentamos o alguna vez hemos enfrentado una condición semejante, es decir, la ruptura de los vínculos más íntimos a causa de la estructura social a la cual hay que hacer frente para subsistir.
Cierro diciendo que si bien no es una película meramente de denuncia, ni siquiera creo que se lo haya propuesto así su realización, sin embargo, alcanza a lograr servir como lente para volver de un relato una situación tangible de la realidad social actual.
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