Sobre-valoradores del año nuevo.
Comienza un nuevo ciclo, para la
tierra en su constante merodeo alrededor del sol, científica y materialmente se
cierra y se abre un nuevo año, cual serpiente mudando de piel. Personalmente
aún me encuentro en una especie de transición en esta vuelta a las actividades
cotidianas catalogadas como “normales”, yo que no soy de los que echan la casa
por la ventana con motivo de las celebraciones de fin de año y las esperanzas
depositadas en el porvenir, el porvenir que camina hacia nosotros de la mano de
la fuerza del cosmos y de los astros cual perro faldero (bueno, no tanto así para mí).
¿Por qué esa necia manía de creer que el año venidero
trae consigo la respuesta a las asignaturas pendientes del calzón rojo, el
amarillo, o cualquier otro? Con la cuestión anterior no pretendo de ni una
manera decir que debemos despojarnos de las aspiraciones y anhelos tanto en el
plano personal como en el social, sin embargo, me parece que el hombre
(entiéndase como especie) se ha excedido en su adicción a entregar la voluntad,
renunciando así a ser artífice enteramente de sus objetivos.
Aún cuando no comparto la idea,
tampoco me manifiesto en contra de considerar la época de fin de año como un
período en el cual nos sometamos a una auditoría introspectiva para analizar
que hemos concretado y que asignaturas pendientes tenemos por delante, pero lo
mismo puede ser un 29 de febrero (a propósito del año bisiesto), o un 13 de
agosto (si es que no te consideras demasiado supersticioso), es decir, no veo en
la madrugada del primero de enero, ni en las 12 uvas cualidades extraordinarias
para dignificar y mejorar las condiciones en las cuales queremos habitar.
Sin el afán de hacer sentir a
quien lea esto como a un niño cuando le dicen que el niño dios habita en la
billetera de sus papás, el mensaje es claro, hay que seguir siendo portadores
de la bandera de la ilusión y ser consecuentes materialmente a través de el
acto humano en la búsqueda de ese “algo mejor”.
Feliz 2016 en hora buena, que por
fin podamos construir un mundo con condiciones mayormente equitativas, que la
justicia social sea posible.
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