Patadas de ahogado en la pila del bautismo
Mi madre insistía en que la nuestra -es decir, la suya- era una de las
mejores familias de Guadalajara. Nunca un escándalo como el mío. Hombres
honrados y trabajadores. Mujeres devotas, esposas abnegadas, madres ejemplares.
Lo anterior es la forma en que José Emilio Pacheco (en “las batallas en el
desierto”) retrata la idea que se tenía desde el exterior hacia el pensamiento
del tapatío en el año 1948 (año en que se sitúa la novela) sobre su posición
conservadora en contraste con otras zonas del país, pero ¿ha cambiado tal
postura y tal idea alrededor de la sociedad tapatía?
La cuestión anterior surge una
vez que la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló el matrimonio entre dos
personas (en cualquiera de sus formas) para el estado de Jalisco, como contraparte, quienes se oponen a tal fallo no se han hecho esperar para manifestar públicamente
su oposición y lucha contra la decisión de la SCJN, lucha impulsada por
organizaciones que tienen al frente a personajes que a su vez son militantes de
partidos ligados a instituciones de la caridad, ah y a la iglesia, es decir, se
trata de una lucha política, poniendo
entre comillas el que se trate de una disputa plenamente ideológica, que me
parecería más loable si fuese el caso.
Lo curioso de dicha oposición por
parte de la franja conservadora es poner como centro de la disputa a un sector
como la niñez para defender dicha postura, y con ello dar pie a un juego que se
presta para la especulación con temas que hasta el momento son inciertos en la
entidad como adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo (por citar algún ejemplo), por lo
cual me parece que la estrategia de poner como argumento la vulnerabilidad de
los niños en juego es un hecho vergonzoso.
Volviendo a la decisión por parte
de la SCJN, me parece un avance en materia de derechos humanos donde el estado
sea capaz de otorgar a través de la jurisprudencia y abarcar dentro de sus
herramientas de la legalidad garantías para sectores minoritarios, acatando una
de las condiciones fundamentales de la humanidad, cualquiera quiere querer y también
ser querido.
Sin embargo, es preciso ubicar
este tipo de medidas en su justa dimensión, pues considero que este tipo de “políticas” de los derechos humanos al
atender a un sector específico de la sociedad no ponen en riesgo la estructura
actual en la cual el factor económico sigue ocupando el sitio privilegiado en
la escala de valores, con lo cual desde mi perspectiva con este tipo de medidas
no se produce un cambio social de manera sustancial, pero no por ello se tienen
que hacer a un lado.
Finalmente, y respondiendo a la pregunta
planteada en el primer párrafo, el hecho de que se continúe dando lugar a
disputas de este tipo habla de que no se ha generado un cambio en gran medida en
la consciencia colectiva Jalisciense, en contraste recomiendo a quien lea estas
líneas observar un documental titulado “muxes” que nos da a conocer la apertura
acerca de estos temas en poblaciones
aledañas al Istmo de Tehuantepec, obteniendo la reflexión de que el desarrollo
industrial y urbano no es directamente proporcional al avance del pensamiento
humano.
En hora buena para los
beneficiados, el enemigo es de clase, no de raza o género!
Lamentablemente las personas buscamos un bien individual, y cuando defendemos nuestras ideologías lo hacemos con tal "veracidad" que no podemos soportar algo que no sea lineal a nuestros pensamientos, que si es bueno o malo, adecuado o no para la sociedad (principalmente para el sujeto que lo dice) o niños como lo mencionas, es simple abstracción de los "principios que hemos recibido" y son INTOCABLES!! para el pensamiento evolutivo..
ResponderEliminarComercial: en las próximas Jornadas de Sexualidad y Genero de sociología vendrá una mujer Muxe a darnos una pequeña gran conferencia
estará buena!!